Adrián ha conseguido que mamá le compre una bola de nieve, que contiene un París en miniatura en el que nieva. Adrián descubre que se trata de una bola mágica: ¡agitándola, puede entrar en ella! Pero la bola se rompe cuando su hermana juega con ella... Papá y mamá la arreglarán, y esta se convertirá en una bola de los deseos.
Amor, ternura e imaginación son los ingredientes principales de esta historia. Los niños compartirán los sueños de Adrián; los adultos descubrirán cómo la magia de los niños puede venir de la mano de un objeto hermoso pero simple. Destaca el cariño y la amabilidad en las relaciones familiares al surgir un conflicto entre los hermanos, que se resuelve de manera sencilla y feliz para todos.
Las ilustraciones nos introducen en el mundo de los sueños, pero dentro de un marco completamente real y familiar para los niños. Tienen un delicado tono onírico, y la ternura de los personajes se expresa de una manera intimista.