Amarillo pálido brillante. En nariz surgen aromas de fruta fresca y flores blancas sostenidas por una estructura mineral. En boca es graso y sabroso, pero con un final marcado por una fresca acidez, acompañada de notas minerales.
BODEGA |
Regnard |
D.O. |
Macon-Lugny (Francia) |
FORMATO EN L |
0.75 |
PESO EN GRAMOS |
1250 |
GRADUACIÓN |
12,5º |
AÑADA |
2018 |
VARIEDADES |
Chardonnay |
PAÍS |
Francia |
REGIÓN |
Bourgogne |
PUEBLO/CIUDAD |
Macon |
La Maison Régnard es una de las más antiguas y prestigiosas firmas de toda Borgoñay una de las últimas casas de Chablis que posee el conjunto de sus bodegas en el centro histórico de la ciudad. Fue fundada en 1860 por Zéphyr Régnard y en 1984 fue el barón Patrick de Ladoucette, propietario del famoso domaine que lleva su nombre en el valle del Loire, quien se hizo cargo de la finca, perpetuando el estilo y la tipicidad de los vinos. Su llegada supuso una destacable modernización de las bodegas y la compra de nuevos viñedos que han permitido que la Maison Régnard siga creciendo en calidad y diversidad.
Maison Régnard produce excelsos vinos blancos de chardonnay en los 7 Grands Crus de Chablis (Les Clos, Bougros, Blanchots, Frogs, Preuses, Valmur y Vaudésir) y en los 5 principales Premiers Crus (Fourchaume, Montmains, Vaillons, Montée de Tonnerre y Mont de Milieu), así como en las apelaciones genéricas de Chablis y Petit Chablis.
En 1992, el barón Patrick de Ladoucette creó el Grand Régnard, una cosecha especial presentada en una botella única, selección de las mejores parcelas de Chablis de la casa. Este gran vino es, cada año, la expresión de la juventud y el fruto de Chablis, el resultado de una separación selectiva de los primeros zumos del prensado y la viva prueba de que un gran Chablis no necesita de maderas u otros artificios para resultar un vino profundo y de enorme complejidad. De hecho, en la Maison Régnard, se apuesta por la finura, el frescor y la mineralidad como atributos que muestren el verdadero potencial de un terruño. El largo envejecimiento en botella aporta la pausa y la redondez que las mejores fincas requieren para mostrarse en toda su amplitud.